13/01/2025
La realidad laboral de loas trabajadoras domésticas en Argentina sigue siendo precaria.
En Argentina, más de 1,5 millones de personas se dedican al trabajo doméstico, un sector esencial para el funcionamiento de miles de hogares. Sin embargo, el 70% de estas trabajadoras continúa desempeñándose sin registración formal, lo que las deja expuestas a condiciones laborales precarias, falta de acceso a derechos básicos como la seguridad social, obra social y jubilación.
El trabajo doméstico, compuesto mayoritariamente por mujeres, enfrenta una histórica informalidad laboral. Según datos del Ministerio de Trabajo, aunque se han impulsado campañas de regularización y beneficios fiscales para quienes registren a sus empleadas, la informalidad sigue siendo alarmante.
A pesar de los benefecios para empleadores que registren a sus trabajadoras, el avance ha sido lento y la informalidad persiste como un problema estructural.
La falta de registración no solo afecta a las trabajadoras en términos de estabilidad económica y acceso a derechos, sino que también las coloca en una situación de vulnerabilidad frente a despidos arbitrarios, accidentes laborales y falta de cobertura médica. Además, en muchos casos, estas trabajadoras enfrentan jornadas extensas y salarios por debajo del mínimo establecido
Dura realidad para trabajadoras domésticas
Según sindicatos y organizaciones del sector, una de las principales barreras para la formalización es la falta de conciencia de los empleadores sobre la importancia de registrar a sus trabajadoras y cumplir con las obligaciones legales. También se señala la necesidad de mayores incentivos fiscales y programas de apoyo para quienes no pueden afrontar el costo de la formalización.
Por su parte, desde el Estado se han realizado esfuerzos para revertir esta situación. Recientemente, se implementaron iniciativas como el Programa Registradas, que subsidia una parte del salario de las trabajadoras domésticas durante un año para fomentar la registración formal. Sin embargo, los resultados han sido limitados y las trabajadoras aseguran que se requieren medidas más contundentes.
"Seguimos siendo invisibles para muchos, aunque nuestro trabajo sostiene a miles de familias. Necesitamos que se cumplan nuestros derechos y se nos reconozca como trabajadoras dignas", expresó una trabajadora doméstica de 48 años.
El desafío para reducir la informalidad en el sector sigue siendo enorme, pero es fundamental para garantizar condiciones laborales justas y equitativas para las más de 1,5 millones de trabajadoras domésticas que cumplen un rol vital en la sociedad argentina.
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