Por Diego Valente
Luego de que Levinas soltará su triste frase en TN contra Wado de Pedro, surgieron un abanico de voces criticando al periodista. El problema es como se terminan naturalizando estos discursos expresados en medios masivos y basados en la discriminación y el odio para intentar marcar que puede y que no puede hacer el otro. Ya sea ser presidente o conseguir trabajo en una oficina por sufrir algún tipo de trastorno en el habla o de otra índole.
¿Por qué no podría una persona con un trastorno en el habla ser presidente o ejercer un trabajo que implique alto grado de oratoria? ¿Alguien puede pensar que como sociedad no estamos preparados para eso, tan bajo concepto tienen de nosotros? ¿Es un cuestión de «Evolución intelectual»? Parece que para algunos comunicadores si.
«Esto puede parecer, perdón, una cosa de segregación, pero para nada» lanzó el ex director de la revista El Porteño en TN y lo que vino después no solo sonó a segregación sino a discriminación y a dar por sentado que alguien no puede ejercer un cargo público por tener un trastorno del habla.
Hay que recordar que Levinas agregó: «Me gustaría un país que estemos tan evolucionados intelectualmente, donde el presidente pueda ser una persona tartamuda. Quisiera un país así» y luego explicó «sabés que en Argentina va a fallar…si la sociedad no está preparada para eso».
En este sentido, cabe preguntarse por la responsabilidad de los comunicadores al lanzar discursos basados en la discriminación y su implicancia en quienes los escuchan y cómo rebota esto en la sociedad.
«Las personas con tartamudez no están imposibilitadas para desempeñarse en el ámbito académico/profesional, así como tampoco se encuentran impedidas de alcanzar sus metas personales» explicaron desde la asociación argentina de Tartamudez en repudio a los dichos de Levinas sobre Wado de Pedro.
Por increíble que parezca, estamos en 2023 y seguimos escuchando estos argumentos discriminatorios desde los medios masivos.